Tener un jardín no resulta caro. Es un tópico que no tiene por qué ser siempre cierto. Tampoco lo es que el jardín se cuide solo. Entre estas dos afirmaciones hay una amplia gama de posibilidades. Lo importante es que el mantenimiento sencillo sea el concepto que estructura el jardín.
Aprovecha lo existente en el lugar.
Se pueden utilizar materiales sencillos, que se encuentren en la zona. Por ejemplo, si se va a preparar el jardín tras la ejecución de una obra, conviene guardar las rocas del terreno al hacer los movimientos de tierra para poder emplearlas para construir muretes o centros de rocallas. También aprovechar la madera de los árboles abatidos para construir algunos bancos.
Conservar la capa de tierra superficial existente, para luego utilizarla en el jardín con las enmiendas necesarias, constituye un ahorro sustancioso en materiales y transportes.
Si hay árboles o macizos de arbustos en el terreno conviene valorarlos al máximo. Hay que ver si conviene adaptar el proyecto del jardín, y a veces el de la casa, teniendo en cuenta estas prexistencias. Disfrutaremos de sombra inmediatamente, así como de intimidad si conservamos masas o ejemplares interesantes. Además, aportarán al entorno y al jardín el toque añejo que no tienen los lugares nuevos acabados de plantar y que hay que esperar unos años para alcanzarlo.
Compra plantas sanas y resistentes
No hay que dejarse llevar tan solo por la vista y la ilusión. Hay que conocer el clima y el suelo del lugar, así como también la orientación de la zona del jardín donde queremos plantar, para poder elegir bien las especies.
Es muy útil visitar jardines de los alrededores, consultar libros y catálogos antes de dirigirse al centro de jardinería. De esta forma descartaremos de entrada utilizar plantas mal adaptadas al lugar o aquellas que son muy sensibles a enfermedades y que nos obligan a aplicar tratamientos fitosanitarios periódicamente, con el gasto y la molestia que supone.
Utiliza los restos de la poda y hojarasca como materia orgánica
El jardín produce mucho material que se puede reciclar. Toda la hojarasca que se recoge, los restos de poda triturados y los restos de las siegas se pueden utilizar una vez fermentados como abono orgánico y como acolchado, de primera calidad. Además, nos ahorramos el trabajo de llevarlo al contenedor o al centro de reciclaje.
El acolchado evita la proliferación de hierbas en los lugares no deseados, protege la parte subterránea del frio en invierno y del calor excesivo y la sequedad en verano.
No selecciones un césped muy exigente en agua y fertilizante
Sembrar un césped es relativamente barato, sin embargo, para mantenerlo en forma cada año hay numerosas labores a realizar con costes añadidos de mano de obra y maquinaria a los que hay que hay que sumar los materiales. Por ello es importante optar por especies que se adapten bien a nuestra zona.
Cultiva plantas útiles.
Muchas especies son a la vez ornamentales y útiles, proporcionando no sólo la satisfacción y el placer a la vista sino también al gusto, al olfato y al tacto. Unas tienen partes comestibles como los árboles frutales: perales, manzanos, cerezos, higueras, entre otros; otras son plantas que se pueden utilizar en ensaladas, salsas , sopas u otros platos, como la albahaca, cebollino, menta, tomillo o romero. Y también las hay que sirven para proteger a otras plantas de parásitos ya que con su presencia ahuyentan algunos insectos, o bien sirven para preparar infusiones o decoraciones con las que combatir las plagas.
Automatiza al máximo el mantenimiento.
Hay tareas de las que no vamos a poder librarnos si queremos tener el jardín bien cuidado. Tareas como las podas, son inevitables. Pero siempre podemos recurrir a las últimas innovaciones para que nuestro jardín luzca hermosos con pocos cuidados. Instalar un sistema de riego programable, con diferentes programas de riego, según las necesidades de cada planta nos evitará tener que hacerlo a mano. Además, podemos instalar un sistema de abonado automático que nos ayudará en esta tarea.