Ya hemos hablado de los bulbos de Otoño, y os indicamos las especies que se han de plantar en esta época en nuestro jardín. Si quieres conocerlas te invitamos a leer nuestro articulo ¡Llegan los bulbos de otoño!. Estas especies, varían en su forma y hoy vamos a conocer cuáles son estas diferencias.
Dentro de lo que común mente llamamos bulbos, podemos distinguir 4 formatos distintos. Todas tienen en común que cuentan con un órgano enterrado muy fuerte, que les permite sobrevivir en épocas extremas. Pero dentro de estas encontramos distintas apariencias según los órganos vitales que contengan:
–Los verdaderos bulbos, formados por la yema embrionaria envuelta por hojas modificadas y carnosas. Son los tulipanes, narcisos, jancitos, azucenas, etc. El ejemplo más claro son las cebollas de nuestra cocina.
–Los cormos son muy parecidos en forma y textura a los bulbos, pero en realidad se trata de tallos engrosados en su zona enterrada o subterránea. No cuentan con las escamas u hojas modificadas de los bulbos. Gladiolos crocus y fresias creen a partir de cormos. Podemos ver las estructuras de un cormo si nos fijamos en los ajos, que podemos dividirlos en dientes.
–Los tuberos son partes de tallos y raíces engordadas bajo tierra, portando yemas de crecimiento latentes. Begonias, anemonas, dalias, ciclamen, etc. Cuentan con tuberos y tubérculos. Un ejemplo de este tipo seria la patata.
–Los rizomas suelen crecer de manera bastante superficial a lo largo de la base de las plantas. Son tiernos y a menudo algo blandos. La convalaria o muguete, los lirios y las clivias, crecen a partir de rizomas. El jengibre, sería un buen ejemplo de rizoma.
Conociendo un poco más estas plantas, podemos comenzar a plantarlas en nuestro jardín a modo de decoración para que florezcan o en nuestro huerto, esperando que broten nuevos cultivos.